
Los tacones de aguja, esos zapatos con tacones finos y de altura de vértigo son preciosos. Cada uno de esos zapatos parece una obra de arte en sí misma. Además, al usarlos te verás más alta, más erguida, tus piernas se estilizan, tu trasero sale, tus caderas se ven más delgadas, el abdomen se mete y el busto sale. No hay manera de verse más bonita que en unos tacones de aguja.
Claro, siempre y cuando no te tengas que mover. Si no sabes caminar en ellos toda la elegancia se va al caño, porque no te moverás fluidamente, sino insegura y a zancadas. Además, si la fiesta es larga, llegará un momento en que tu cara mostrará el sufrimiento que te ocasionan los zapatos. Eso sin contar el daño espantoso que hacen los tacones muy altos a tus pies, tus corvas y tu espalda. En suma, si quieres usar zapatos, te en cuenta que es a tu propio riesgo y que usarlos tiene su costo en dolores, incomodidad y secuelas.
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La calidad es primordial
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Los zapatos altos son de por sí peligrosos, si además usas unos baratos y de mala calidad puedes destrozar tus pies. Trata de comprar los más caros que te permita tu bolsillo. Manolo Blahnik contrata expertos en anatomía para que sus diseños sean también cómodos.
Es mejor que sean de cuero, de manera que tu pie respire y no resbale. Los mejores tienen un acolchado adecuado que permite que tus pies tengan agarre y estén confortables. Si bien los tacones pueden ser incluso de 15 centímetros, ten en cuenta que esas alturas son para profesionales. Si vas a ir a trabajar en metro, mejor que no los uses.
Talla adecuada
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Vas a unas rebajas, ves los Jimmy Choo de tus sueños rebajadísimos. No son tu talla, pero no te importa. Grave error. Los zapatos con tacón de aguja tienen que quedarte como un guante, de otra manera te destrozarán el pie. Pruébatelos con cuidado, camina con ellos, está segura de que no te resbalan, ni de que la suela desliza, ni de que te aprietan en el talón ni en los dedos. Si los sientes muy duros no pienses que van a ceder. Quizás no lo hagan nunca. Si no son flexibles, siempre serán así. Escoge los que te quedan mejor. Si pierdes esos zapatos divinos pero que no son tu talla, a la larga tu pie te lo agradecerá.
Ejercita
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Como todo en la vida, no hay manera de caminar elegantemente con tacones a menos que dediques horas de tu vida a ensayarlo. Practica a caminar más despacio, más rápido, a sentarte, a levantarte. Acostumbra tu pie a la posición. Acostumbra tu cuerpo a estar en equilibrio. La práctica lo hace todo en los deportes, en las artes, en la cocina y también en caminar con tacones. Si ejercitas, cuando llegue el momento sabrás caminar con ellos.
Tacón y punta
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Siéntate en un café en la calle y observa cómo camina la gente. Por lo general lo normal es apoyar primero el tacón y luego la punta. Si pones toda la superficie del pie en el suelo, el resultado será raro. Acostúmbrate a ser consciente de cómo caminas. Siempre apoya primero el tacón y luego la punta.
Si estás subiendo escaleras, no apoyes solo la punta y dejes el tacón en el aire, apoya todo el pie en el escalón.
Postura
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Es importante que estés derecha, mantengas la cabeza alta y estés consciente de tu equilibrio. Camina con pasos cortos. Trata de dar la impresión de seguridad. No hay nada menos elegante que alguien que camina en tacones dando saltos o tropezando. Respira acompasadamente, mide tus pasos, mantente derecha y no inclines tu cuerpo hacia adelante. Lo importante es que estés relajada.
Cuando llegues a tu casa, date un baño de pies con sales. Sécalos con esmero, aplica una crema nutritiva. Pon los pies en alto mientras lees o ves TV para relajarlos. Tómate una aspirina para deshincharlos y quitarte el dolor. Al día siguiente es mejor que no uses zapatos altos sino bajos. Cuida tus piececitos, tienen que durarte toda la vida.